La hepatitis vírica canina es una enfermedad que afecta únicamente a los perros y no guarda relación alguna con la hepatitis humana. La enfermedad es hoy mucho menos frecuente gracias a la eficacia de las vacunas. Sin embargo, esta enfermedad extremadamente contagiosa y en ocasiones mortal todavía se puede observar en la consulta veterinaria, sobre todo en cachorros que no han sido vacunados.
La hepatitis vírica canina (antes llamada enfermedad de Rubarth) está causada por un virus, el adenovirus canino del tipo 1. En Europa, afecta fundamentalmente a perros y zorros. La principal fuente de infección es la ingestión de orina, heces o saliva de perros infectados. Los perros que se recuperan de la infección pueden excretar el virus a través de la orina durante 6 meses. El virus es resistente a muchos desinfectantes y puede perdurar intacto en el entorno durante semanas o meses.
No se puede tratar directamente y el tratamiento se limita a intentar que los daños que ocasiona en el animal sean los mínimos. Muchas veces los perros mueren a pesar del tratamiento.
El tratamiento necesario es el siguiente:
Los perros infectados y los que hayan estado en contacto con ellos deben permanecer aislados de otros perros sensibles y es preciso adoptar medidas de higiene (cambio de ropa de las personas en contacto con el animal infectado, uso de desinfectantes adecuados).